viernes, 26 de febrero de 2010

“El SIC era un grupo organizado para secuestrar, torturar y mantener el control de Jefatura”

EL TESTIMONIO DE JUAN MARTIN

Juan Martín Martín indicó que la zona “reservada en la Jefatura de Policía respondía a un grupo que funcionaba con el nombre “Servicio de Información Confidencial”. El SIC era una parte del D2, era un aparato casi con vida propia dentro del Departamento de Inteligencia de la Policía, según describió el testigo. Recordó, además, quiénes estuvieron al mando –nombró entre ellos a Luis Ocaranza, quién fue denunciado por Contrapunto en marzo del 2008, pues entre el 2004 y el principios de ese año fue asesor en el Ministerio de Economía a cargo de Jorge Jiménez- y quiénes eran los encargados de torturar. Confirmó, también, la existencia de la “comunidad informativa” y sindicó a Alberto Luís Cattáneo como quién la dirigía.

“El Servicio de Información Confidencial fue más grande que un grupo de secuestradores o torturadores. Era un grupo especial, organizado para hacer una tarea, que era secuestrar, torturar y mantener el control de Jefatura”, describió el testigo Juan Martín.
El SIC funcionaba en una zona reservada de la Jefatura de Policía, situada por calle Santa Fe, entre Junín y Salta. “El SIC era una parte del D2, no eran lo mismo; era un aparato casi con vida propia dentro del Departamento de Inteligencia de la Policía”, explicó.
Tenía una estructura completa. “Había un grupo de operativos, que eran los que secuestraban y torturaban. Estaban los administrativos, que llevaban todo el control; Después había un grupo de custodios, que cuidaban a los prisioneros, con turnos rotativos. Había hombres y mujeres; siempre había una mujer en el grupo de custodia de los prisioneros”, detalló.
Del grupo dedicado específicamente a la “tarea” de torturar, Juan Martín recordó a “Roberto Albornoz, su hermano Hugo Albornoz, Luis De Cándido, un tal Fariña, el comisario Moreno, el comisario Bulacio; había también un suboficial Ugarte, un subcomisario Sánchez, un oficial Chaile, un comisario Marini, un suboficial Flores, un suboficial Vilas y un suboficial Insaurralde”.
Si bien el testigo declaró que el jefe del SIC era Albornoz, afirmó que tenía un supervisor militar. “El primero fue el teniente primero (Arturo Félix) González Naya; posteriormente, conocí a otro oficial de ejército, que se hizo cargo provisoriamente - González Naya era de Buenos Aires, pero este era tucumano –. Era el teniente Ocaranza, que se hacía nombrar como el teniente Frías. Luego, hasta que salgo libre, estuvo a cargo el teniente Mario Miguel Dursi, como supervisor militar del Departamento de Inteligencia de Policía de Tucumán”. De todos modos, aclaró que a ambos les decían “jefe” y tenían la posibilidad de tomar decisiones.
Para fines del año ‘77, desaparece la estructura del SIC y el CCD Jefatura como tal. “No está más esa zona restringida; hay una parte de la gente operativa que queda en el D2 y hay otra gente del SIC que va con destino a otras regionales, a comisarías en Capital, a la Brigada de investigaciones”, indicó Juan Martín. Contó que “cuando se desarma, me hicieron trasladar cosas; entre ellas, carpetas con listados de personas. Algunas de ellas tenían escrito al lado DF, que significaba disposición final-. Era la orden para que se los mate”.

La comunidad informativa

“Existía un órgano donde estaban representados el conjunto de los servicios de inteligencia que operaban en la zona de Tucumán, en donde se decidía sobre los que ya estaban prisioneros, si iban DF, si iban a disposición del PEN o si quedaban en libertad. No era una decisión de cada uno, sino que se tomaba en esa ‘comunidad de inteligencia’”, explicó el testigo.
Recordó que “sindicaban al coronel Cattáneo como jefe de esa comunidad informativa; además, participaba el supervisor militar del D2, iba gente del 142 de Inteligencia, de la V Brigada, de la SIDE, del resto de los grupos de inteligencia que operaban en Tucumán”.

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